jueves, 28 de junio de 2012

ORBES






Al parecer se conocen desde hace mucho tiempo y fenómenos similares han sido bautizados con llamativos nombres en muchas partes del mundo. Faery Lights, Hobbedy's Lantern, Corpse-Candle, Elf Fire, Jack-o-Lantern, Will-o'-the-Whisp, Bob-A-Longs, Night Whispers, Fire Faeries, Jenny Burnt-Tail , Hunky Punky, Teine Sith, Huckpoten, Irrbloss, Les Eclaireux, Candelas, Ruskaly, Fox Fire, son algunas de las denominaciones extranjeras para estos fenómenos similares. Los japoneses los llaman de forma muy gráfica "hito-dama", que significa algo así como  persona-globo.


Podemos afirmar que ordinariamente son formas móviles y que su movimiento puede parecernos, caprichoso y errático. Algunas veces poseen una trayectoria puramente balística, dejando un curioso reguero en la fotografía debido a su alta velocidad.  Otras veces, las series de  instantaneas muestran un movimiento pausado  tipo ‘mosca’, con trazados y circunvoluciones suaves y lentas. 


Su forma es perfectamente esférica, aunque el autor posee pruebas  fotográficas de orbes con formas más exóticas (cardioides, en forma de escudo, estrella o mórula, acampanados, etc). Desconocemos el motivo para que estas extrañas formaciones adopten una forma esférica pero algunos investigadores han teorizado lo siguiente; en el mundo natural la esfera es la forma más perfecta y de diseño más económico y en relación a los orbes la esfera sería la mejor manera de ‘contener’ de forma económica un paquete de energía. 


Ocasionalmente se agrupan en ‘clusters’ o aluviones, formando una imagen extremadamente densa de globulos esféricos, situados a diferentes distancias y alturas, y con colores y densidades tambien diferentes, y haciendo prácticamente imposible realizar un recuento numérico. Su tamaño estandar parece ser el equivalente a una pelota de ping-pong aunque tambien se han fotografiado orbes de dimensiones gigantes y otros de tamaño minúsculo. Su gradación en la coloración y en la traslucidez sugiere que efectivamente poseen diferentes densidades y que reflejan de forma distinta la radiación luminosa. No parecen tener luminosidad propia pero reflejan la luz del flash fotográfico y la radiación infrarroja. Este es un aspecto especialmente problemático, ya que si son capaces de ser iluminados por el flash de la cámara, tambien deberian ser detectados a simple vista. Aparcaremos este asunto para un desarrollo posterior.


Su altura de vuelo parece ser extraordinariamente baja. Normalmente suelen flotar a una altura equivalente a un ser humano o incluso a ras del suelo. A pesar de disfrutar de unas propiedades físicas envidiables, su presunta ‘inteligencia’ les lleva a realizar complejas trayectorias de vuelo que podríamos señalar como ‘quasi-humanas’. Podemos encontrar fotografías de orbes subiendo escaleras cuando lo lógico sería realizar un vuelo con trayectoria más lineal y menos compleja por encima de los peldaños. 


Los orbes aparecen fotografiados en escenarios vitales de alta carga emotiva. Puede ser un funeral, una fiesta de cumpleaños, el día de la Patria o una procesión religiosa. Según el notable investigador malagueño Antonio Guerrero, es evidente que existe una relacion directamente proporcional entre ciertos lugares y personas fotografiadas y sus correspondientes energias emocionales en juego.


Aunque no siempre es así, la aparición de orbes parece estar supeditada proporcionalmente al número de personas que se hallen en el escenario y que se encuentren emocionalmente ‘sintonizadas’. Digamos que se produce un efecto de resonancia que hace aparecer un mayor número de orbes.


Los orbes aparecen en algunos casos fotografiados en íntima cercanía con un agente. Pareciera que surgen o emanan directamente de esa persona en cuestión. Como curiosidad, anotar que en fotografias de orbes en donde el agente era un bebé o un niño, el tamaño del orbe era especialmente reducido en proporción a otros presentes en el mismo escenario fotográfico. Esto nos podría llevar a pensar de forma simplista que personas adultas emanan orbes grandes y niños pequeños emanan orbes reducidos.


Los orbes se comportan aparentemente de manera inteligente. Podemos suponerles sin ningún problema un tipo de inteligencia primaria (similar a la de un animal) y es innegable su relación con otro tipo de fenomenos anómalos de significancia elevada (psicofonías, p. ej.).


Los orbes presentan tendencias y patrones de comportamiento, es decir, realizan rutinas de actuación y actualizan sus reacciones conforme se varía su entorno. Suben escaleras, se sientan en sillones y reaccionan de forma coherente ante la presencia de un agente. Esto supone un mínimo de inteligencia y emocionalidad.


También pueden ser espíritus, que son captados con el flash de las cámaras. 

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