martes, 9 de octubre de 2012

UN EXTRAÑO SONIDO EN LA NUCA

Esta señora recordó -tras preguntarle si había descubierto en alguna parte de su cuerpo alguna extraña marca o cicatriz- haber notado por aquellas fechas del “encuentro”, a finales de 1989, “algo que se me encoge y suena... como dos granitos en la nuca...” Es significativo, como se desprende del relato, que las “apariciones de dormitorio” contengan simultáneamente elementos de dos polos que parecían bien opuestos: las abducciones y el contactismo. Reflexionar sobre este punto nos llevaría a tener que rectificar las tesis hasta ahora barajadas.
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Los “extraterrestres” tampoco se ausentaron de las enigmáticas visiones de Margarita Flores. Haciendo memoria recordó que “en 1978, cuando tenía 45 años, empecé a contactar telepáticamente con “Luz del Alba” -según me confesó, este “ser” era oriundo de UMMO (?)-. Me hablaba de Adán y Eva, de Lucifer, de su rebelión y otras cosas así...” Y en sueños, ella viajaba hasta la “nave extraterrestre”, donde “un ser vestido de blanco y al que no le veía la cara me daba instrucciones” (descripción similar a la que hizo Helena sobre los tres seres).
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Ya no es necesario viajar por una carretera solitaria para tener un encuentro cercano con OVNIs, ni tampoco invocar a los “hermanos cósmicos” sobre la cima de una montaña... El fenómeno se ha “transmutado” a sí mismo, y ahora nuestro propio hogar, la intimidad de nuestra alcoba, puede convertirse en el escenario ideal para manifestarse “entes” que, a buen seguro, no pertenecen a nuestra “realidad” cotidiana...

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